Josep Lister, I. Semmelweis, LawsonTait entre otros, han entrado en los libros de historia de la medicina por conseguir un bien general: evitar que las heridas se infectaran.
Asepsia, antisepsia y limpieza han supuesto una disminución drástica de las muertes por cirugía, accidentes: fracturas, quemaduras, etc. y un aumento en la calidad de vida de nuestras sociedades.
La división de las sustancias en antisépticas o desinfectantes, basada en el lugar u objeto sobre el que se aplican, es materia de estudio en todas las disciplinas sanitarias.
Pero no todo son buenas noticias. La aplicación de estos compuestos a personas, animales y medio ambiente, ha generado (¡ah la humana actividad!) problemas, como no, colaterales, algunos serios o graves, como nos muestran en este estudio del observatorio de salud y medio ambiente de Andalucía (pdf).
La ventaja de tener soluciones que generan problemas, es que podemos plantearnos de nuevo soluciones. Y es en esta rueda donde la ciencia es imprescindible.